REIMS, Francia (AFP)19-sep-07 — En el anfiteatro de la Universidad de Reims el escritor peruano Mario Vargas Llosa, poco antes de recibir el miércoles el doctorado Honoris Causa, revela que su oficio de escritor le ha permitido realizar sus sueños de juventud.
"Estudié derecho y letras. Quizás soñé ser abogado, diplomático, escritor, o profesor de literatura, periodista, vivir experiencias interesantes y hacer crónicas. Poco a poco me convencí de que la literatura no podía ser un oficio marginal o secundario para mí, que nunca podría ser un escritor de domingos".
Vargas Llosa hizo el elogio de la lectura, ese placer de vivir otras vidas leyendo. Todavía cree que la literatura cumple una función en la sociedad, pero no de la misma forma que antes cuando se hablaba de "literatura comprometida".
"No he renunciado a la idea de que la literatura puede tener influencia en la sociedad, pero no una influencia política directa; su influencia no puede verificarse, se produce a través de la conciencia sensible de cada lector" "Las palabras son actos, decía Sartre, las palabras dejan secuelas, el escritor tiene una responsabilidad moral. Los ensayos de Sartre, Albert Camus y Merleau-Ponty influyeron mucho en mí", cuenta Vargas Llosa en el anfiteatro de la Universidad de Reims ante profesores y estudiantes de literatura.
"Aprendí que no debía sentir vergüenza de mi oficio de escritor. Mis libros no sólo debían enriquecer la vida del lector sino que también debían servir de armas para combatir la injusticia o la falta de libertad", agrega.
"Mi primer libro de relatos, 'Los jefes', y mi primera novela,'La ciudad y los perros', siguen el pensamiento de Sartre. En 'La casa verde' ya me alejo de esta literatura comprometida para experimentar con las formas de la narración. Podía tratar cualquier tema,
me sentía libre".
me sentía libre".
"También dejé de lado la falta de humor, algo que me había contagiado Sartre. El autor de 'La náusea' es muy inteligente, pero en las miles de páginas de sus libros los personajes jamás sonríen."
"En un viaje que hice a la Amazonia me contaron la historia de ese servicio de visitadoras organizado por el ejército para sus unidades acantonadas en lugares remotos. Me puse a inventar la historia del oficial organizador de esas misiones. Ese es el origen de 'Pantaleón y las visitadoras', ahí interviene el humor por primera vez. Me di cuenta que para ser convincente tenía que dejar brotar el humor, la ironía", añade.
Vargas Llosa habla ante los académicos de los autores que lo marcaron en los años de formación: André Malraux, Ernest Hemingway, John Dos Passos y sobre todo William Faulkner.
"Faulkner influyó mucho en nuestra época, para mí es el único comparable en nuestro siglo a Tolstoi, a Dostoiewsky, a Balzac, a Melville. El me hizo prestar atención al asunto del punto de vista en las narraciones, a la importancia del narrador, saber quién va a contar la historia", precisó.
La profesora Marie-Madelaine Gladieu, la organizadora del congreso internacional sobre la obra de Vargas Llosa en el seno de la Université de Reims Champagne-Ardenne, destacó la pasión del peruano por Gustave Flaubert, el autor de Madame Bovary, a quien dedicó un magistral ensayo llamado "La orgía perpetua".
Vargas Llosa comparte con su venerado Flaubert el convencimiento de que para un escritor lo más importante es "la ilusión, los libros que vendrán, el que estamos escribiendo, el proyecto que vamos a sacar adelante, ese que irá creciendo, apareciendo".