jueves, 3 de julio de 2014

Mensaje de Rosa María Palacios



Rudecindo Vega Carreazo  

Conozco a Rudecindo Vega bien. Hicimos toda la ca­rrera juntos. Callado, dis­creto, brillante, Rudy siempre fue el primero de la cla­se en la Facultad de Derecho de la PUCP. Pudo haber ido al mejor es­tudio de abogados del país y hacer­se muy rico. Pero lo encontré, años después de egresados, en Transpa­rencia, luchando por el retorno a la democracia. Recuerdo el día en que me contó cómo el SIN se había me­tido a su casa. Solo le robaron su computadora. Pero le dejaron una advertencia: le destrozaron, úni­camente, la habitación de su bebe. Para que le quede claro. No se ami­lanó. Se ocupó personalmente, ese año 2000, del famoso conteo rápido de Transparencia.

Después, su camino profesional si­guió en el Estado. Llegó a ser minis­tro y embajador. Hoy recibo de él una carta larga, a la antigua, en pa­pel, donde me cuenta que renuncia a todo para regresar a su amada tierra, Amazonas, por la que tanto ha bata­llado. Postula a la presidencia regio­nal con un conjunto de agrupacio­nes locales. Me cuenta, y lo sé, que el vicepresidente regional fue asesina­do. Me dice que uno de los involucra­dos como autor intelectual es funcio­nario, hermano de un congresista y se encuentra libre. Me dice que ade­más han matado a dos alcaldes y a otros funcionarios. Amazonas es el primer productor de opio del país y uno de sus contrincantes –con cam­paña envidiable para candidato lime­ño– tiene una docena de denuncias por narcotráfico, todas archivadas, por supuesto.

“!Ay Rudy, te van a matar!”, pien­so mientras leo. Pero él me acla­ra que no va de mártir ni de suici­da. Lo hace porque es la “opción de vida segura y digna”. ¿Cómo lo di­suado entonces, frente a ese argu­mento? Imposible, lo conozco y no se retirará.

Me cuenta que no confía en los “pseudoperiodistas” locales que ya “han cerrado con otros candidatos”. Pero no me escribe para algo tan in­digno como pedirme hacer campa­ña por él. Me escribe porque “si algo pasara, solo si algo pasara” ya sabré dónde enfocar las investigaciones. Y claro, él me avisa dónde. Por eso les cuento esta historia. Para que estén todos advertidos que yo sé dónde mi­rar. Si le pasa algo, claro.

Tu carta está segura, Rudy.

Enviado por Lucero, Fuente Radio Exitosa

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